Juan José Millás
Pobre Kant
04.08.2016 | 01:36
Hasta ahora he logrado ignorar qué rayos es Pokémon Go. No sé cuánto
tiempo perseveraré en mi ignorancia porque estoy rodeado, pero de
momento me mantengo al margen. No al margen del todo, claro, eso es
imposible, pero sí de su sustancia, si la tiene. Sé que se practica en
la calle, y con el móvil, nada más. Tampoco me pregunten quién ganó la
Liga, ni la Champions. Estoy al tanto de que existe el fútbol, sé
incluso que la señora de Casillas se llama Sara Carbonero y que hace un
programa de moda (de qué si no) en televisión, pero tendría dificultades
para explicar en qué consiste el fuera de juego. Ahora estoy intentando
averiguar a qué llamamos «Internet oscuro». Sin prisas. Lo tengo
anotado en un cuaderno, junto a la lista de la compra, y cuando ordene
la despensa, quizá me ponga a ello. El problema es que para investigar
sobre el Internet oscuro tienes que entrar el Google y teclear las dos
palabras. Quién me dice a mí que a los dos minutos de estar leyendo
artículos sobre el asunto, no llaman a la puerta y es la policía.
-¿Qué desean? –les digo en mi imaginación.
-Las preguntamos las hacemos nosotros. ¿Qué busca usted en el Internet oscuro, armas, drogas, sexo prohibido?
-Solo me mueve el afán de saber.
-Si tanto le mueve ese afán, díganos en qué canal de televisión trabaja Sara Carbonero.
-Pues ahora no caigo.
-A
lo mejor sí cae, a lo mejor se caído con todo el equipo por intentar
averiguar cosas prohibidas. Coloque las manos en la espalda.
Como
vemos, todo tiene sus peligros. Ahora mismo, busca uno Kant en Google y
el metadato de esa búsqueda llega a un departamento de la CIA que se
comunica con el ministerio del Interior.
-¿Ustedes no han eliminado la filosofía de los estudios? –pregunta el agente al ministro Fernández Díaz.
Si
a la respuesta afirmativa del ministro, le informan de que hay un tipo
en España interesándose por Kant, igual me aplican la Ley Mordaza. O
sea, seis años. Mejor centrarme en Pokémon Go.