Juan José Millás
Hace un par de horas
26.07.2016 | 05:30
Hace un par de horas
Esa ausencia, la de la lata de sardinas, provocaba una sucesión increíble de movimientos destinados a reponerla de manera inmediata. De hecho, no se ha dado el caso que uno vaya al supermercado a por esa conserva y no la encuentre. En cambio, es posible que en una librería de fondo no encuentres un título de Sartre.
– Le avisaremos cuando lo consigamos.
Eso te pasa por preguntar por Sartre en una librería, sobre todo habiendo farmacias.
Amazon, que empezó vendiendo libros por Internet a toda velocidad, ha ido ampliando su campo de negocio y ahora pone a disposición del cliente todo lo que su cabeza sea capaz de imaginar, a más velocidad de la que antes te servía el Ulises de Joyce. En una hora, para ser exactos, pagando seis euros adicionales, o en dos, si lo prefieres gratis. En Amazon no son libreros ni pescaderos ni vendedores de helados.
En Amazon son distribuidores. Distribuidores vocacionales, se entiende. Acabarán, si se lo proponen, sirviendo sueños a domicilio con drones manejados a distancia. El asunto de la logística es más literario de lo que parece. Y les dejo, que tengo que acercarme a la farmacia a recoger unos ansiolíticos de última generación que encargué hace un par de horas.