Juan José Millás
Desarreglos morales
27.04.2016 | 05:30
Desarreglos morales
Entonces nos enteramos de que la banca española en su conjunto, salvo dos o tres excepciones, se había dejado chantajear por Ausbanc. ¿Por qué? ¿Acaso tenía motivos? Hemos de suponer que sí, de otro modo no se entiende. Resulta que el ultramarinos de la esquina es capaz de resistirse a las presiones del gánster que le ofrece protección a cambio de una nómina, y las grandes corporaciones caen rendidas ante la amenaza de que hablen mal de ellas en una revista parroquial.
Algo raro pasa aquí. Tan raro, que muchos jueces cobraban también de Ausbanc. No que estuvieran a sueldo de Al Capone cuando en los mentideros se sabía ya que era Al Capone, sino que recibían migajas. Las migajas que proporciona una conferencia, una mesa redonda, una intervención de las de aquí te pillo, aquí te mato. Los jueces, Dios mío. Leer el periódico con una neuralgia de ojo izquierdo (o derecho, no hay en la frase intencionalidad política) es tremendo, lo mismo que escuchar la radio o ver la tele. Deberíamos salir en el The New York Times con este titular: España, un país jaquecoso. Y no hay fármaco que lo remedie porque no se trata de un desajuste químico, sino de un desarreglo moral. Ahora mismo me meto en la cama.