Juan José Millás
Qué hago
12.07.2016 | 05:30
Qué hago
He leído atentamente el prospecto, por si mencionara un caso semejante de reacción individual ante el fármaco, pero no dice nada. Puede provocar cualquier síntoma imaginable e inimaginable, excepto el que me provoca a mí. También es mala suerte. Y no me atrevo a llamar al médico porque le tengo un poco harto.
Entonces enciendo la tele, donde pillo una película de Robert Redford, aunque soy incapaz de seguir el argumento porque de súbito lo único que me interesa es recordar el nombre del actor, que se me queda atascado en la punta de la lengua. Comienzo, pues, una cadena de recursos nemotécnicos que me alejan todavía más del argumento de la película y al rato, ¡zas!, me viene.
– Robert Redford -digo en voz alta con un suspiro de satisfacción.
– Dustin Hoffman -corrige mi mujer.
En efecto, es Dustin Hoffman. Creo que he acertado por aproximación: los dos son actores. ¿Pero duermo mejor? Sí y no. Antes me despertaba tres veces a lo largo de la noche y ahora me despierto una. Duermo seis o siete horas casi seguidas, pero sueño que estoy despierto, por lo que amanezco como si no hubiera pegado ojo. Me incorporo a la vigilia, en fin, como si viniera de trabajar, en lugar de salir de entre las sábanas. A cambio de eso, tengo durante todo el día la sensación de estar soñando. Camino como si soñara, escribo como si soñara, cocino y friego los cacharros como si soñara, me pongo los calcetines como si soñara.
¿Continúo tomándolos, doctor?