Juan José Millás
Un espejismo
05.10.2016 | 05:30
Un espejismo
Y el modo de pelearse, o de quererse, reproduce fielmente los modelos aprendidos en la televisión o el cine: igual que hace 40 años con pequeñas variaciones morfológicas que no afectan en absoluto a la sustancia de lo que señalamos. El relato cambia más despacio de lo que nos gustaría, o de lo que les gustaría a los sociólogos, que siempre están a punto de escribir un libro sobre el cambio del relato.
El machismo, por ejemplo, que constituye una forma de relación (palabra de la que se desprende relato) antigua, tiene una vigencia sorprendente en los institutos de enseñanza media, incluso en la universidad. El malote de la clase sigue teniendo éxito entre las chicas y la bondad se sigue identificando como una forma de idiotez. La igualdad real entre hombres y mujeres: eso sí que significaría un cambio espectacular del relato o del modo de relacionarnos.
Que las mujeres, a igual trabajo, ganaran lo mismo que los hombres, que en el mercado del servicio doméstico hubiera también varones, que las tareas de casa no fueran responsabilidad de ellas en el grado en el que continúan siéndolo. ¿De verdad ha cambiado el relato? Quizá sí, pero para volverse más antiguo. Las relaciones laborales actuales, por ejemplo, se parecen más ahora a las del siglo XIX que a las del XX. El cambio de relato, en fin, constituye un espejismo de la sociología.