Nos persiguen
Sobre las últimas revelaciones de Wikileaks
Juan José Millás 12.03.2017 | 00:29
Nos persiguen
Poco tiempo después me enteré de que el problema no era que mi amigo tuviera delirios de persecución, sino que la persecución existía realmente. En un telediario pusieron varios ejemplos de imágenes domésticas captadas por las cámaras de personas que se dejaban el ordenador abierto en cualquier sitio. En la cama, por ejemplo. Yo no lo utilizo en la cama, pero hay muchos internautas que sí. A veces se levantan y se van con él baño para cepillarse los dientes, mientras alguien, quizá desde Australia, observa todas esas idas y venidas como el que se asoma a una habitación a través del ojo de la cerradura. Ahora muy pocas cerraduras tienen ojo. Para soportar esa pérdida hemos abierto el Gran Ojo capaz de vigilarnos desde los teléfonos móviles, los aparatos de TV llamados inteligentes (gran paradoja), o la cámara del ordenador a través de la cual vemos a nuestra familia cuando salimos de viaje y nos conectamos a Skype.
Significa que mi amigo el paranoico tenía razón. Todos los paranoicos, tarde o temprano, la tienen porque, de un modo u otro, acaban logrando que les persigan. Y eso es, según las últimas revelaciones de Wikileaks, lo que hemos conseguido globalmente: llevar razón. O que nos persigan, no sé es peor.