Por qué no dimite
Juan José Millás 02.07.2017 | 05:30Las cantidades de euros hierven unos segundos en su encéfalo y luego se filtran, como la lluvia fina, a la parte más recóndita de su conciencia. Quizá sus emociones, que no su razón, le lleven a preguntarse si un país del tamaño de España se puede permitir el lujo de atender a todos los pacientes de esa enfermedad. Ahí comienza a funcionar de manera confusa lo que se dice y lo que no se dice. No se dice, por ejemplo, lo que nos han costado Bárcenas y Granados, por citar solo dos nombres emblemáticos. No se menciona, al mismo tiempo de informar sobre el precio de las medicinas, lo que nos está costando reflotar a una banca dirigida por sinvergüenzas. Y es que quienes tienen por el mango la sartén del Estado están convencidos de que nos salen más caros los quirófanos que los ladrones de guante blanco a los que vienen protegiendo.
Ignoramos el porqué de ese convencimiento, ya que las cifras son claras como el agua. No hay más que abrir un cuaderno y hacer cuentas. Ahora bien, en un reino en el que el ministro de Hacienda dicta una amnistía fiscal para los ricos y defraudadores que el propio Tribunal Constitucional califica de ilícita, todo es posible. Incluso que ese ministro no dimita. Y no dimite porque está convencido, como señalábamos al principio, de que nos salen más caras la educación y la sanidad y los enfermos de hepatitis C, que los ladrones amnistiados.