A ver si pasa
Juan José Millás
29.07.2017 | 05:30
El caso de Ángel María Villar: ¿entra o no entra uno a fondo en el
asunto? Sabemos por las cabeceras de los telediarios y los titulares de
la prensa que ha estado robando, pongamos que supuestamente, durante los
últimos 20 o 30 años sin que nadie se diera cuenta. Como esos
atracadores que salen de una sucursal bancaria y entran en la siguiente
sin cambiar de antifaz. Villar iba siempre con el mismo traje, de manera
que resultaba fácil reconocerlo. Pero, por equis o por be, nadie se dio
cuenta. Vale. Ahora es donde usted y yo nos preguntamos si leemos a
fondo las noticias para conocer su modus operandi o lo dejamos pasar
porque la corrupción, venga de donde venga, nos aburre. He ahí un
conflicto de orden moral. Otro ejemplo: el caso de la llamada «rueda» de
la SGAE, en la que estaban implicadas algunas cadenas de TV. Lo hemos
visto por encima, pero sin acabar de comprender el mecanismo. Muchos
millones, eso sí, como en el caso Pujol, o en el caso Granados, o en el
caso González, por citar solo tres, pero la mecánica se nos escapa. Y se
nos escapa por pereza, porque no hay más que entrar en internet y
leerse media docena de artículos para aprenderse la receta.
- Averigua
antes si a los garbanzos en bote hay que quitarles o no el agua antes
de echarlos al puchero –grita nuestra conciencia.
Un verano repleto de dilemas, por no hablar de el dilema.
- ¿El dilema, por favor?
- Subiendo, a la derecha.
En
esto, llega Cifuentes y dice que no se va de vacaciones porque las
vacaciones no le gustan. Se queda en el despacho, no sabemos si con él
móvil apagado o encendido, aunque, según la ley, se puede desconectar
fuera de las horas de trabajo. ¿Entramos en los problemas psicológicos
de la presidenta de la Comunidad de Madrid, que sufre ataques
epilépticos si no sale en la tele cada día? Pero si no hemos entrado a
fondo en el caso Villar, ni en el de la «rueda» de la SGAE, ni en el
agua de los garbanzos, ni en el documental titulado «Las cloacas de
Interior», que pone los pelos de punta, ¿cómo vamos a hacer caso a los
reclamos publicitarios esta señora? En fin, que no resulta fácil ser
español estos días, nunca lo fue. A ver si se nos pasa.