Juan José Millás
Se lo merece
15.09.2016 | 05:30
Se lo merece
Su hermana, sus sobrinos y todos sus familiares españoles ruegan una oración por su alma. Inevitablemente, me uno al sentimiento general de pérdida y rezo una oración laica por su eterno descanso. Luego recorto la esquela (la esquelita) y la pegó al corcho que tengo delante de la mesa de trabajo.
Durante los siguientes días, cada vez que levanto la vista de la pantalla del ordenador o del cuaderno, me encuentro con ella y me conmueve como cuando la descubrí. Es evidente que quienes la pagaron tuvieron que preguntar por los diferentes precios y tamaños. Está claro también que no la encontraron más pequeña (ni más barata). Quizá para ellos seguía siendo cara, pero decidieron ponerla de todos modos, casi invisible entre las páginas de un periódico grande, como el náufrago que arroja una botella con mensaje al océano. Cómo la descubrí yo entre aquella inmensidad de letras, constituye un misterio.
Pero ahora pensemos en doña Beatriz, 87 años, nacida en una localidad de Cuenca y fallecida en Washington. ¿Qué pudo conducirla allí, tan lejos, en qué año se marchó? La esquela no habla de marido ni de hijos. Solo una hermana, dos sobrinos, una sobrina política y tres sobrinos nietos. La relación se cierra con «todos sus familiares españoles», abarcando o intentando abarcar una generalidad dispersa a la mayoría de la cual quizá no ha llegado el mensaje. Esta mujer tuvo que ser muy querida por su hermana, los sobrinos, la sobrina política, los sobrinos nietos. De otro modo no se entiende la existencia de una esquela tan menesterosa y tan rica al mismo tiempo.
Descanse en paz, amiga, estamos seguros de que se lo merece.