Juan José Millás
Una imprudencia
09.04.2016 | 00:55
Una imprudencia
Ignoramos si doña Pilar no se fiaba de su hermano o era testaferra de la familia a la manera en que Chus Lampreave era testiga de Jehová. El caso es que se levantó de la silla y le dijo a su marido:
– Tenemos que montar una sociedad opaca en Panamá.
– ¿Por qué? –preguntó él.
– Por si acaso –dijo ella.
Hay matrimonios que mantienen este tipo de conversaciones que, observadas desde el extrarradio de la realidad, provocan extrañeza. Eso nos pasa por no ser testaferros. Todo el mundo debería disfrutar de la oportunidad de ser testaferro al menos durante un día de su vida. Solo para saber lo que es bueno.
Y lo bueno es vivir aquí, en Sevilla o en Madrid, por poner dos ejemplos, y tener el riñón (bien forrado, se entiende) en las Islas Vírgenes.
Bueno, y ya está bien de hablar de doña Pilar que al fin y al cabo pertenece a una familia que se juró en su día no volver a pasar hambre. Los años de Estoril fueron durísimos. El caso es que la gente que vive dentro se empeña en tener el dinero fuera. Ignoramos si los que viven fuera lo tienen dentro, aunque nos parece que no. Mi mujer y yo vivimos peligrosamente ya que estamos a tres o cuatro metros, como el que dice, de nuestro dinero. Sales a la calle, recorres una manzana y ahí mismo, en el banco de la esquina, está toda nuestra fortuna. Una imprudencia típica de la clase media. Pero ahora, fíjense, me ha entrado curiosidad por saber lo que es una ´sociedad óptica´. Voy a verlo.