La puntuación
Juan José Millás 07.10.2017 | 05:30Habría estado bien que los 140 caracteres se convirtieran en 70 al objeto de reducir también el número de comas mal puestas. Se empieza colocando fuera de sitio una coma en la pantalla del teléfono, y acabamos colocándola mal también en el cerebro. Una coma fuera de lugar en la masa encefálica es una mina capaz de explotar al paso de una idea, incluso de una idea buena. De ahí que abunden las ideas sin piernas y sin brazos, que pululen las ideas sin cabeza. La peor de las comas, con todo, es la que no existe. He aquí otro problema de Twitter: las comas inexistentes que proporcionan al texto, en el mejor de los casos, un carácter ambiguo. No es lo mismo decir «no, me gusta la fruta», que «no me gusta la fruta». Ni «vamos a comer, niños», que «vamos a comer niños». Son ejemplos de toda la vida, pero usted puede construir los de ahora mismo.
Hablamos de las comas por no hablar de los signos de puntuación en general, todos ellos muy castigados por la expansión de las nuevas tecnologías. Siempre hemos pensado que lo más importante de un twitter no es lo que nos dice del mundo, sino lo que nos dice de sí mismo. Y lo que nos suelen decir de sí mismos, especialmente estos días de ruido y furia, resulta un poco deprimente. Mucho nos tememos que con los 240 caracteres la depresión se agrave al aumentar el número de comas inexistentes o mal colocadas.