Juan José Millás
Emociones y dignidad
09.09.2015 | 05:30
Emociones y dignidad
Si entras en Internet con la mano que te deja libre el café humeante recién hecho, resulta que hay mapas interactivos con los que puedes aumentar la sensación de general ya aludida en el anterior párrafo. Y si eres un usuario medianamente hábil, hasta podrás localizar las vías del tren por las que avanzan los fantasmas que mueren en las costas del Mediterráneo, quizá puedas verlos en tiempo real gracias a las cámaras de los satélites que hemos logrado colocar en órbita para estudiar, con expresión de coronel en tienda de campaña, los movimientos migratorios. El power point, otro de los grandes inventos de la Humanidad, está ya al alcance de cualquiera y nos convierte a todos en estrategas de la realidad. Desde la cocina de tu casa, puedes observar el avance de las sombras que nos devuelve al medievo. Solo nos falta una buena epidemia de peste.
Nos preguntábamos al principio de estas líneas por el peso de los cadáveres porque el número ya lo sabemos. A veces, cambiando los patrones para medir las cosas, cambia también la actitud ante ellas. Si la cantidad de muertos ha dejado de impresionarnos, tal vez su peso logre conmovernos todavía. Urge recuperar la emoción, a ver si hay suerte y con ella recuperamos también la dignidad.